La presencia de muerte, la ausencia de Dios, es una realidad con la que convivimos a diario. Pero no le prestamos atención porque es debilidad y límite, solemos huir de ella, tendemos a valorarla negativamente. El adviento nos enseña a transformar esas experiencias en grito: Ven, Señor, Jesús. Tú tienes que traerme la vida donde encuentro muerte, tu presencia donde vivo en soledad.
20. Es bueno notar la ausencia de Dios: es tiempo de desear | José Pedro Manglano
por | Mar 18, 2015 | Spirituality | 0 Comentarios